martes, 15 de junio de 2010





Es un arbusto, de hojas muy lisas y relucientes, de color verde oscuro, del género coffea, que se cultiva en los trópicos. Sus flores son blancas y sus frutos son unas semillas rojas, similares a la cereza. Esta planta proviene de Africa y de Arabia. La variedad que se cultiva en Venezuela proviene de Etiopía. Los árabes fueron los primeros en cultivarlo y convertir sus semillas en una bebida maravillosa, de sabor agradable y grato aroma, que nos levanta el ánimo y revive el espíritu, cuando estamos cansados.



El café pasa a Europa gracias a los holandeses, quienes lo cultivaron primero en la isla de Java. Posteriormente llevaron unas plantas al Jardín Botánico de Amsterdam en 1690. En 1714 fue llevado a París y de allí a América en 1723, cuando el Alférez Gabriel Mathieu de Clieux, desembarca en La Martinica, en las Antillas. El café se sembraba debajo de las matas de plátano para darle sombra. Cuando el cafeto crecía, entonces los plátanos desaparecían, dejando a la planta expuesta al sol, lo cual ocasionaba su desaparición. Por otro lado, no se abonaban las tierras ni se rotaban los cultivos, lo cual producía un desgaste innecesario en los suelos. En cuanto al secado del fruto, éste se extendía en patios de tierra sobre hojas, para fermentar la corteza y así eliminar la baba o mucílago. Una vez secado el grano, se molia en los tradicionales pilones de madera y luego se seleccionaban de uno en uno manualmente.

INTRODUCCION DEL CAFE EN VENEZUELA

Cupo en suerte a las ubérrimas tierras adyacentes al caudaloso Orinoco, recibir en sus entrañas calientes las primeras semillas de café introducidas en Venezuela, por los Misioneros Castellanos, allá por los años 1730 a 1732. Se cree que fue el misionero José Gumilla, autor del "Orinoco Ilustrado y Defendido" quien introdujo y sembró las primeras semillas en terrenos de su misión, cuando afirma: "El café, fruto tan apreciable, yo mismo hice la prueba, lo sembré, y a propósito para dar cosechas de este fruto". Fue más tarde, por los años 1783 a 84, que se hizo la primera plantación de café en los jardines de la Aldea de Chacao, en la célebre hacienda "La Floresta", que hoy lleva aún este nombre; Blandín, hoy Country Club y San Felipe, hoy Urbanización La Castellana.



Fue el presbítero Pedro Ramón Palacios y Sojo, quien en compañía del Presbítero García Mohedano, fundó la primera plantación de café en Venezuela y la primera escuela de música, pues amaban tanto a ésta como a la naturaleza. En efecto, por una de aquellas casualidades, como en el caso de la denominación de América para este Continente, en honor de aquel Américo Vespucio que fue de escasa figuración en el descubrimiento de América, se atribuye solo al Presbítero Antonio José García Mohedano, la primera siembra comercial de café en Venezuela, cuando tanto éste, como el Presbítero Palacios y Sojo tuvieron igual participación en el memorable hecho, así fue como en el año 1799, poco antes de morir el Padre Palacios, deja herederos universal de sus bienes a la Congregación de Padres Neristas y por Administrador de su hacienda a Don Martín Tovar Ponte. Fue, pues, en la hacienda de propiedad del Presbítero Palacios y Sojo, en donde sembraron los primeros cafetos en escala comercial y fue igualmente allí en donde se celebró la degustó de la primera taza de café, preparada con los primeros frutos cosechados en la plantación nombrada, acto que fue amenizado con partituras de Mozart Pleyel y Haydh, fiesta bellamente descrita por Arístides Rojas y Luis Correa, a quien tantas páginas memorables debe Venezuela.
Venezuela fue un gran exportador de café y cacao durante los primeros años del Siglo pasado marcando una pauta especial gracias a su calidad de renombre internacional, luego con el proceso petrolero poco a poco fue reduciendo su área de siembra, sin embargo y a pesar de tantas dificultades, el café representa un rubro muy valioso para la economía primaria de miles de caficultores que viven gracias al cultivo del café



El primer cafeto llegó a Venezuela, sembrado por misiones españoles asentadas en la cuenca del río Caroní en 1730, traído desde Brasil, a donde había llegado a su vez desde Surinam o Cayena. Allí lo recibieron, asimismo, de Martinica y Guadalupe. El café, bebida muy relevante en el cambio de las condiciones de vida de los pueblos y como producto de exportación paso a ser fundamental integrante.


EXPANCIÓN DEL CULTIVO

El cultivo del café se extendió a San Antonio, Las Minas y los valles de Aragua a partir de 1784, pasando luego a las provincias de Carabobo y Barcelona. En 1776 se observaron cultivos en Cumaná y Río Caribe. En 1780 el cultivo se extendió al occidente, difundiéndose en tierras andinas: en Mérida, donde a pesar de una temprana introducción, probablemente antes de 1777, comenzaron a fundarse plantaciones después de la Guerra de Independencia; en Táchira, gracias a la iniciativa de Gervasio Rubio, quien lo introdujo en 1794 a la hacienda La Yegüera, en las inmediaciones de la población que más tarde, en 1855, sería llamada Rubio; en Trujillo, probablemente introducido por Francisco de Labastida en 1801, y siguiendo por los Andes tachirenses, el cafeto continuó su viaje hasta Colombia, penetrando por Cúcuta y Salvador de las Palmas. Hacia 1809, según José Domingo Rus, en su descripción geográfica de la provincia de Maracaibo, en Mérida abundaba el café, en Táchira se daba mucho, y en Trujillo ya había algún café. Poco a poco el café fue desplazando al cacao como el principal rubro de exportación de la economía venezolana. El cacao, que había reinado casi solitario en la escena económica nacional entre la segunda mitad del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII, declina visiblemente en su predominio desde principios del XIX. Hacia 1830, la sustitución del cacao por el café ya es un hecho que se expresa por un doble desplazamiento: el del cacao, que se traslada desde el centro al occidente y, particularmente, al oriente del país, convirtiendo a Carúpano en el principal puerto de exportación de cacao en Venezuela y en una de las plazas comerciales más importantes del país; y el del café, del centro a los Andes, valorizando a las laderas, dinamizando económica y políticamente a las tierras andinas, especialmente al Táchira, y dando un enorme impulso al puerto de Maracaibo, que actuaba como la salida natural de las exportaciones cafetaleras de la región andina y del departamento colombiano del Norte de Santander. La expansión del cultivo del café en Venezuela se inscribe dentro de un escenario de grandes cambios en la producción y en el consumo. Desde inicios del siglo XIX el consumo mundial de café se había incrementado rápidamente, especialmente en Estados Unidos, que importaba a principios del siglo unos 100.000 sacos anuales, menos del 10% de consumo mundial, elevándose al 30% entre 1855-1859 y al 40% entre 1880-1890. Notables crecimientos del consumo también se observaban en Alemania y Francia. El desarrollo de la agricultura andina tuvo una enorme repercusión económica y política en el país: incorporó a la producción tierras hasta ese momento inexplotadas de la zona montañosa del nor-occidente, reforzó la pequeña propiedad agrícola andina, dinamizó una región deprimida, estimuló los flujos importadores de Colombia, incorporó al Táchira al escenario político venezolano, fortaleció la red urbana andina e indujo cambios en las formas de vida. Y dinamizó igualmente a la región zuliana, especialmente a Maracaibo. Hacia 1841 vivían en Maracaibo unos 60 comerciantes alemanes. Algunos se dedicaban a la explotación y comercio de la madera. Y otros a la exportación de café, de la que fueron casi pioneros, junto con otras casas comerciales extranjeras, como las italianas Riboli y Abbo. Hacia 1870 las firmas alemanas Minlos, Breuer (más tarde, en 1896 Breuer, Möller y Co.), Steinvorth; Van Dissel Thies (luego Van Dissel Rode), Blohm, Schmilinski, Feuner, etc., controlaban la exportación de café desde Maracaibo, extendiendo sus redes comerciales por el estado Táchira, otros estados andinos, y hasta Cúcuta y Bucaramanga. Desde sus casas centrales en Maracaibo, establecieron sucursales en San Cristóbal, Rubio, Valera, Sabana de Mendoza, Motatán, etc. Pero no sólo eran exportadores, sino también importadores, prestamistas, almacenadores, transportistas, aseguradores, consignatarios, etc. A finales del siglo XIX, según Herwig, el comercio exterior desde Maracaibo estaba controlado por cinco casas comerciales alemanas: Blohm, Breuer, Van Dissel, H. Bornhorst y Schon-Willson.

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